Nunca baja los brazos, se levanta y sigue creyendo en sus muchas fortalezas y habilidades. De ese modo, cuando la vida le pone retos, María Belén Jácome no duda y repite su mantra: “Yo soy fuerte, yo puedo”. 

Desde el 2021 es la decana de la Facultad de Ciencias de la Ingeniería e Industrias de la UTE, la primera mujer en ocupar ese cargo en 52 años de actividades de nuestra Universidad. Otro hito, también fue la primera prorrectora en la Sede Santo Domingo.

A sus 44 años, nada le asusta y mira a la vida con la certeza de que hace las cosas con resiliencia. Y eso no es nuevo en ella, pues desde niña tuvo claro que la capacidad para adaptarse a situaciones adversas la llevaban a resultados positivos.

La quiteña de nacimiento se educó en la escuela Guadalupano, mientras que el colegio lo hizo en La Inmaculada y Emile Jaques-Dalcroze, junto con una hermana. En total son cuatro, ella es la tercera. 

Viene de una familia que, con el ejemplo, enseñaba el valor de la superación y el trabajo. Será por ello que, María Belén Jácome tuvo la capacidad de decidir y ser responsable de las decisiones que tomaba, pues sus padres pasaban muy atareados: él administraba unas propiedades en Machachi (cantón Rumiñahui) y ella, en la empresa familiar de vegetales deshidratados. 

Cuando cursaba su primera ingeniería en la UTE, su madre falleció y ni en esas circunstancias de dolor se dio un respiro, pues organizó todos los detalles del funeral. Unos días después, se puso frente a la fábrica y por la tarde acudió a clases. Un dato más, en aquel tiempo tuvo la noticia del embarazo de su primera hija; en total tiene tres hijos.

Unos años después, a sus 24 años, recién graduada se vio de docente en la Universidad Católica y, unos meses después, también comenzó a dar clases en la UTE. En esas circunstancias terminó trabajando más de 12 horas al día y tuvo que escoger entre una y otra institución, es que además por aquel tiempo se casó.  

Como mujer de afectos profundos, al final se quedó en la UTE y comenzó siendo Coordinadora de Vinculación con la Sociedad. Fueron tiempos de aprendizaje y de una enorme felicidad, confiesa, porque a más de dictar clases se extasiaba con la belleza de las montañas que rodean al campus Occidental de la UTE. 

Los retos no pararon, María Belén Jácome postuló para coordinadora de carrera de Ingeniería Industrial y ganó. Sin embargo, al poco tiempo volvió a Vinculación con la Sociedad como directora, pues se requería de su experiencia para encausar esa área. Posteriormente trabajó en el subdecanato de Ingeniería Industrial y otros cargos pioneros para una mujer. 

Su pasión por la docencia lo sabe combinar con otras tres acciones. Uno, visitar a su padre en Machachi y disfrutar de la naturaleza. Dos, cocinar para su familia y recordar a su madre cuando preparaba los alimentos. Tres, leer diferente tipo de literatura. 

Sobre sus proyectos a mediano plazo, María Belén Jácome aspira retomar el doctorado en Ciencias Técnicas y apuntarse en otro en España, en la rama de Cadena Agroproductiva. En su agenda de pendientes también figura el escribir artículos científicos. 

A todo eso se suma otro gran reto, trabajar en la configuración de nuevas carreras innovadoras para fortalecer a su Facultad y que guarden sintonía con la producción del país. A ese hierro hay que volver, dice convencida, pues así nació nuestra querida UTE.