¡Juyayayyyyy, Inti Raymi! Los Andes estuvieron de fiesta y la UTE celebró por todo lo alto esta festividad ancestral, para dar la bienvenida al solsticio de verano. 

La Dirección de Bienestar Universitario y los grupos culturales de nuestra Alma Mater organizaron una serie de eventos en el Campus Occidental (avs. Mariscal Sucre y Mariana de Jesús). 

A las 11:00, arrancaron las ceremonias. Antes, a partir de las 09:00, se instalaron varios emprendimientos en el hall principal del Bloque I; hubo desde ponchos con símbolos andinos hasta pulseras para la buena energía, instrumentos musicales. No faltaron las bisuterías, peluches tejidos, crema y shampoo naturales, comidas preparadas.

Mientras tanto, en el patio central del Campus se llenó de estudiantes, docentes, personal académico e invitados. Y se observó, al son de la música andina, la entrada de los grupos culturales, de los músicos y de los danzantes; además de los niños del nuestro centro infantil Huellas de Ternura. 

Y fue allí cuando nuestra vicerrectora, Verónica Guerra, tomó la palabra para dar la bienvenida al Inti Raymi. Dijo que este festejo suele ser para renovar las energías y acercarse a la naturaleza. Que siempre ha sido una actividad espiritual, que implica la purificación en ríos y cascadas, así como diversas formas de expresión cultural, como danzas, disfraces y disfrutar de la gastronomía tradicional.

Con su pedido de “disfrutemos de este evento y unámonos a este festejo de agradecimiento”, los participantes aplaudieron las interpretaciones del Coro Polifónico y Danza UTE con el yumbo Apamuyshungo.

Enseguida pusieron atención a lo que vino a continuación a cargo del yachack Andrés Ayala. Él hombre, ataviado con su capa y corona, preparó una chacana, una especie de mándala andino que “ayudará a conectar con el universo y levantar al cóndor, al taita Pichincha”, dijo. La Sede Occidental de la UTE se ubica a los pies del volcán Pichincha. 

Este tiempo es de los padres, abuelos… todo lo que ha pasado, agregó el yachack Andrés. Por eso, al mandala lo adornó con frutos y granos secos traído de la Pachamama. También hubo muchas flores blancas y rojas. 

Y llegó el baile, la danza al son del ¡juyayay, juyayay! Esta manifestación es sagrada para el mundo andino, y el yachack Andrés lo explicó: “Cuando se zapatea se presiona la tierra con fuerza y esa fuerza, la tierra la devuelve”. 

Luego, por los cuatro costados entró un cortejo de personajes de la cosmovisión andina. Con sus pasos telúricos, los danzantes de Pujilí hicieron gala de su fuerza, al igual que los yumbos del Noroccidente y sus acompañantes.

 Todos, en un solo grito, se dieron ánimo para seguir armando la fiesta dedica al Inti y al son de los artistas de los distintos grupos culturales de nuestra querida Alma Mater.