La Universidad UTE es parte del Centro Cochrane Iberoamericano. Reproducimos una entrevista que se realizó en el portal DiarioMédico.com, por los 25 años de labores de la red a escala mundial.

Carmen Fernández. Barcelona

El Centro Cochrane Iberoamericano (CCIb) de Barcelona, uno de los centros internacionales de la Red Internacional Cochrane y con responsabilidad sobre la Red Cochrane Iberoamericana (España y otros 18 países hispanohablantes de Iberoamérica), ha cumplido 25 años. Con sede en el Servicio de Epidemiología Clínica y Salud Pública del Hospital de Sant Pau de Barcelona ha contribuido, junto al resto de la red, a transformar la manera en que se toman las decisiones en el ámbito de la salud. Las revisiones sistemáticas Cochrane que se publican en la Biblioteca Cochrane y están reconocidas internacionalmente como el estándar de calidad más alta en la atención sanitaria basada en la evidencia.

El director del CCIb es Xavier Bonfill, que -con motivo de la XVIII Reunión de la Red Cochrane Iberoamericana, celebrada esta semana en el Sant Pau bajo el título Impulso y aplicación del pensamiento crítico en Medicina: retos y perspectivas- ha respondido a preguntas de este diario.

PREGUNTA: Han pasado 50 años desde la publicación del libro de Archie Cochrane ‘Effectiveness and Efficiency’. ¿En qué ha influido?

RESPUESTA: Este libro es uno de los que más influencia ha tenido en la organización e investigación de los servicios sanitarios desde el momento en el que fue publicado hace 50 años, pues define por primera vez algunos conceptos como las diferencias entre eficacia, efectividad y eficiencia, entre otros, que fueron desarrollados posteriormente. Otras ideas, como el coste-efectividad, el coste-oportunidad, la Medicina basada en la evidencia, etc., están también apuntados en el libro aunque sin una formulación tan explícita.

P: ¿Para qué ha servido la creación de la red Cochrane Iberoamericana y su Biblioteca Cochrane?

R: El Centro y la Red Cochrane Iberoamericana se han responsabilizado de desarrollar los principios, la estrategia y los métodos de la Colaboración Cochrane en este ámbito geográfico. Ello ha permitido establecer una amplia red de personas e instituciones académicas, científicas y sanitarias de todos estos países para colaborar en la producción de evidencia fiable para informar las decisiones clínicas y al final mejorar la salud tanto la de los pacientes individuales como la colectiva. Las revisiones Cochrane se han publicado a través de la Cochrane Library (que hoy en día tiene ya un factor de impacto de 12) y desde el año 2003 en España disponemos de la Biblioteca Cochrane, traducción de la Cochrane Library, gracias a un convenio con el Ministerio de Sanidad. Solo durante el último año, más de 17 millones de personas de nuestro ámbito geográfico han consultado materiales producidos por Cochrane en español en alguno de los distintos formatos disponibles.

P: ¿Qué ha aportado, en los últimos 25 años, a la medicina en España e Iberoamérica la Red Iberoamericana Cochrane?

R: En todo este tiempo, Cochrane ha alcanzado un elevado grado de desarrollo e influencia. Además del contenido temático de las revisiones sistemáticas, sus aportaciones metodológicas, sus innovaciones técnicas y su compromiso para generar y divulgar conocimiento independiente de alta calidad y accesible para todo el mundo la han convertido en una organización singular, encomiable y de referencia.

P: ¿Cómo surgió la idea de crear el Centro Cochrane Iberoamericano en Barcelona, en el Hospital de Sant Pau? ¿Qué valor se le daba en aquel momento al concepto ‘evidencia científica’ y qué valor se le da ahora?

R: Desde el año 1994, un año después de su creación, ya nos incorporamos activamente a la Colaboración Cochrane. En 1997 constituimos el llamado entonces Centro Cochrane Español ubicado en el Hospital Parc Tauli de Sabadell y al mudarnos en el año 2000 al Hospital de Sant Pau adoptamos el nombre de Iberoamericano para reconocer así la responsabilidad que adquirimos de extender también esta iniciativa a América Latina. En aquellos años hacía muy poco tiempo (1991) que se había formulado por primera vez el concepto de Medicina basada en la evidencia y, claramente, la iniciativa Cochrane se enmarcaba en este esfuerzo para mejorar las decisiones clínicas y sanitarias en base a la evidencia científica disponible. Hoy podemos decir que los problemas que dieron origen a la medicina basada en la evidencia y a la Colaboración Cochrane hace tres décadas siguen vigentes y algunos de ellos se han incrementado enormemente y se han hecho mucho más complejos.

P: ¿Ha resultado difícil mantener el centro activo todos esos años? ¿Con qué apoyos ha contado?

R: A diferencia de otros países europeos, nuestro centro no ha contado con una financiación pública estructurada y estable. Sin duda, el apoyo que nos ha brindado desde el año 2000 el Hospital de Sant Pau donde estamos ubicados ha sido absolutamente determinante para mantener el centro activo durante estos años, así como la suscripción ya mencionada de la Biblioteca Cochrane por parte del Ministerio de Sanidad. Aparte, hemos desarrollado una amplia cartera de servicios en formación, investigación, desarrollo de guías de práctica clínica y en transferencia del conocimiento que nos ha permitido optar a una gran diversidad de fuentes de financiación tanto públicas como privadas, nacionales e internacionales.

P: ¿Cuántos investigadores, profesionales de la salud, pacientes y demás colaboran habitualmente con el centro?

R: Nuestro grupo ubicado en Barcelona cuenta con unos 50 profesionales con diferente grado de dedicación, cifra que incluye también a las personas más jóvenes que están en periodo de formación. Pero nuestra red es mucho más amplia y gracias a la misma colaboramos habitualmente con centenares de personas que están ubicadas en otros centros tanto de España como de América Latina o de otros países. Se trata de personas que han adquirido la formación suficiente como para involucrarse en algunos de los proyectos que continuamente tenemos en marcha.

P: ¿Qué revisiones realizadas en el Centro Cochrane Iberoamericano han logrado más impacto internacional?

R: Entre las 635 revisiones sistemáticas publicadas por algún autor de Cochrane Iberoamérica, sin duda las que están relacionadas con la covid-19 son las que han tenido más impacto.

P: La evidencia científica de calidad y el pensamiento médico crítico van de la mano en la medicina de excelencia, pero, ¿qué peso tienen en la formación de grado, postgrado y continuada?

R: Desde hace ya bastantes años existen en algunas universidades diversas asignaturas en el pregrado que intentan introducir el pensamiento crítico, es decir, la capacidad de valorar objetivamente el rigor de las distintas informaciones que inundan el bagaje de conocimientos de los estudiantes de medicina. Existen también masters y programas de doctorado, al menos en nuestra Universidad Autónoma de Barcelona, que intentan promover todos los conceptos y las herramientas relacionadas con esta perspectiva. Idealmente, los planes de estudios deberían utilizar la metodología del aprendizaje basado en problemas para que este enfoque crítico pudiera desplegarse en toda su amplitud.

P: ¿La evidencia científica es algo fundamental en la investigación básica y clínica, pero ¿qué pasa en la práctica? Algo no debe funcionar bien cuando, al hacer un metaanálisis, el principal problema es identificar estudios de calidad.

R: Efectivamente, uno de los problemas que afrontan las revisiones sistemáticas es que en muchas ocasiones la investigación clínica primaria de calidad brilla por su ausencia, o bien es redundante y no ha abordado suficientemente los problemas de salud que son importantes para los pacientes. Se trata de un problema deontológico y social de primer orden que debería hacer reflexionar a los responsables de la gestión de la investigación clínica.

P: ¿Es hoy más fácil, gracias a las herramientas de internet, separar el polvo de la paja entre los estudios biomédicos que se publican?

R: El desarrollo de las herramientas tecnológicas nos ayuda enormemente a identificar y clasificar mejor los diferentes estudios que son necesarios para las revisiones sistemáticas. Existen algunos proyectos de inteligencia artificial que empiezan a ayudar en la valoración del riesgo de sesgo de los estudios, aunque se trata de estadios todavía muy incipientes, por lo que la aportación humana sigue siendo imprescindible. Ello justifica, entre otras razones, la existencia de redes como la Cochrane, que en todo el mundo movilizan a decenas de miles de personas para hacer posible este objetivo.

P: ¿Ve factible el uso de la evidencia científica para empoderar a los pacientes crónicos?

R: Los pacientes y los ciudadanos en general deberían tener acceso a unos materiales que les informaran de manera amigable y objetiva de las distintas opciones diagnósticas, pronósticas y terapéuticas existentes para tenerlas en cuenta a la hora de valorar, junto con los profesionales de la salud que les atienden, las decisiones que mejor se adaptan a sus preferencias y valores. Desde su inicio, la Colaboración Cochrane ha producido este tipo de materiales en distintos formatos y el hecho de que en nuestro país sean accesibles a todo el público y redactados en español explica su altísima consulta.

P: ¿Contribuye o puede contribuir la red Cochrane a combatir los muchos bulos sobre salud que circulan por internet? 

R: Uno de los objetivos de Cochrane ya mencionados es la producción de evidencia fiable y, por tanto, en la medida en la que tanto los profesionales sanitarios como los propios ciudadanos sepan distinguir las informaciones objetivas y rigurosas de aquellas que son interesadas, erróneas o manipuladoras, tendrán mayores oportunidades de incrementar los beneficios de sus decisiones y de minimizar sus efectos perjudiciales.

El Centro Asociado Cochrane de Ecuador tiene su sede en la UTE y es clave en la formación e investigación en el campo de revisión sistemática y metaanálisis dentro de la región. Y se encarga de producir y difundir la mejor evidencia disponible para la aplicación en los pacientes.

De allí que, el Rector de la UTE es uno de los referentes a escala Iberoamericana en educación médica y medicina basada en evidencia y justamente sobre este tema consistió su debate en la XVIII Reunión de la Red Cochrane Iberoamericana, que se realizó la semana pasada.