“Ven, hijo; déjame ponerte tu anillo de graduación”. Y Diego Alvarado extendió la mano y su madre, Elsa Hurtado, le entregó la joya de plata que llevaba el símbolo de la medicina, la vara de Esculapio y una serpiente enroscada. Luego, los dos se abrazaron y dejaron escapar una que otra lágrima. 

Esa escena se registró tras la graduación de ocho promotores de salud comunitaria, un curso desarrollado por la Fundación Familias Trabajadoras, con el aval académico de la Universidad UTE a través de su Facultad de Ciencias de la Salud ‘Eugenio Espejo’.

La ceremonia de entrega de certificados se realizó este jueves, 11 de mayo de 2023, en el Teatro Universitario de nuestra Alma Mater (Rumipamba, entre Atahualpa y Bourgeois). Y contó con la participación de las autoridades universitarias y la Fundación, así como familiares y amigos de los flamantes profesionales. 

Aquella emoción de la madre de Diego Alvarado tuvo sentido, pues “es mi primer hijo -de un total de seis- que se gradúa y logra ser profesional. Somos una familia humilde, del barrio Mena Dos (sur de Quito), y la educación siempre nos ha sido esquiva”. 

Por eso, agregó, “el orgullo que hoy siento es indescifrable y quise regalarle este anillo. Ojalá lo cuide y sirva de motivación a mis otros hijos para que sigan esos pasos de superación de su hermano y coronen el colegio que están siguiendo en la nocturna”.

Una emoción similar embargaba a los familiares del resto de graduados: Orfa Puchaicela, Teresa Puchaicela, Gabriela Caza, Francisco Gallegos, Joselyn Jiménez, Patricio Rodríguez y Sandra Pilicta. 

Como no estar feliz si para estar aquí, como dijo Joselyn Jiménez -la graduada que habló en nombre de sus compañeros-, “hemos recorrido un largo camino y no tan fácil, hubo obstáculos en este viaje. Y muchos compañeros se rindieron; los que estamos aquí somos vencedores y celebramos nuestro esfuerzo”. 

Cada graduado vestía de riguroso blanco, con una banda de fieltro colocada en forma de V (beca), y al acercarse a la mesa donde estaban las autoridades recibieron el birrete y el certificado. De parte de sus familiares y amigos no faltaron los vítores y los aplausos. 

En su intervención, el representante legal de la Fundación, Carlos Gómez, tuvo palabras de agradecimiento a la UTE, “por su colaboración y respaldo a la primera promoción de promotores de salud comunitaria, su ayuda ha sido vital para que este proyecto sea un éxito”. 

Recordó que la Fundación “se concibe como una institución de caridad sino como un espacio solidario, donde las personas y familias que quieren mejorar sus condiciones de vida tienen su oportunidad para hacerlo”.

Giuliana Hidalgo, fundadora y coordinadora de Salud de la Fundación, abundó sobre el tema: la Fundación desarrolla programas sociales gratuitos, con la finalidad de empoderar a la población en condiciones de riesgo. 

Y uno de los programas que mantiene es la capacitación de promotores de salud comunitaria, que tuvo una duración de 680 horas teóricas y prácticas. Lo primero se realiza en las instalaciones de la Fundación y lo segundo, en la Maternidad Isidro Ayora; mientras que, la parte de atención directa a pacientes se hace en el Hospice San Camilo. 

Todos los padres de familia que asisten a la Fundación pueden acceder, lo vital es que sepan leer y escribir. Luego hay un proceso de inducción y el apoyo de varias instituciones en el proceso de capacitación de 10 módulos, en donde se aborda la parte de anatomía, fisiología, autoestima, nutrición, partos, anticoncepción, drogadicción, primeros auxilios, emergencias médicas. Cada módulo es evaluado y deben tener un mínimo de 7/10. 

Nuestro rector, Ricardo Hidalgo Ottolenghi, también felicitó a los graduados. Mencionó que la educación, la salud, el trabajo, la alimentación no son dádivas, son derechos humanos y eso se ha perdido. La UTE es una universidad inclusiva y la graduación de este jueves es una demostración de aquello. 

Hubo un momento en que el Rector recordó la trayectoria de la Fundación desde hace muchos años y el compromiso y liderazgo de Juan J. Halligan J.S., quien trabajó por el Ecuador por algo más de 60 años, antes de su muerte en diciembre de 2022. 

Agregó que “creo que estará muy orgulloso de esto (de la graduación) porque, a pesar de su fallecimiento, sus frutos se siguen dando. Él formó el Centro del Muchacho Trabajador y tuvo la visión de mejorar la situación económica de las familias a través de la educación y la solidaridad”.

Ya con su anillo, Diego Alvarado apuntó que la Fundación Familias Trabajadoras le mostró la luz para mejorar su vida: “a través de mis padres conocí a la Fundación, una institución que a través de las familias ayuda a más familias”. Ahora, agregó, “soy otro, tengo una profesión, cambié mi forma de ver la vida; ahora prima la voluntad, el compromiso y el servicio”. 

Con su felicidad que se miraba en sus ojos, el joven recién graduado se acercó a sus otros compañeros para las fotos de rigor en la Patio de la Cultura, ubicada a unos metros del Teatro Universitario de la UTE. Y para poner la nota de fiesta, la Tuna UTE interpretó algunos temas, incluido el ‘A mi lindo Ecuador’.