El Dr. Manuel Agustín Aguirre, rector de la Universidad Central, en marzo de 1970, presentó el panorama mundial del momento, lleno de tensiones e incertidumbres, frente al cual dijo: “la Universidad tradicional, de espaldas a la realidad, encerrada en su torre de marfil, sorda y ciega a las solicitudes de su medio y a las transformaciones que reclama una época de transición, quizá la más trascendental de la historia”.

En la misma época, la Federación de Estudiantes Secundarios, junto con la Federación de Estudiantes Universitarios, el Movimiento de Izquierda Revolucionaria, el Partido Comunista Marxista Leninista y el Partido Socialista, organizaron al movimiento estudiantil contra la implantación de exámenes de ingreso a la universidad, propuesto por el presidente del Ecuador, Dr. José María Velasco Ibarra, quien terminó decretando el cierre de las universidades.

En ese contexto, el Padre Jaime Verdesoto S.J. y exalumnos del Colegio San Gabriel, concibieron el lema “Nos educaron, eduquemos” y propusieron la creación del Instituto Tecnológico Equinoccial (ITE), que mereció la aprobación del mismo presidente Velasco Ibarra, el 11 de agosto de 1971.

En lo económico, era el momento del ‘boom’ petrolero, del desarrollo y la planificación urbanos, de los supermercados, las boutiques y los centros comerciales, de los productos importados y el consumismo.

El proceso de industrialización se incrementó y se produjo el declive de la agroexportación. Se crearon nuevos bancos y cooperativas de préstamos, hubo circulación de dinero y se sintió una etapa de bonanza económica que, no obstante, fue pasajera, ya que el grueso de las rentas petroleras se consignó al pago de la deuda externa.

En ese entorno político, económico y social, el Instituto Tecnológico Equinoccial se orientó a formar profesionales en disciplinas nuevas, técnicas y tecnológicas, acordes con los nuevos requerimientos del desarrollo del país.

El Instituto Tecnológico Equinoccial (ITE), admirable por la fuerza de la idea que le había dado vida y por la audacia de seguir su visión sin más recursos que esa misma idea, era una institución viva, llena de la enorme energía que generaban su propósito y su razón de ser.

Sus novedosas y prometedoras carreras funcionaban en la sede de la Asociación de ex alumnos de los colegios Jesuitas y otras en locales ubicados en varios lugares de la ciudad.

Las actividades que componen el cumplimiento de su misión plantearon, desde el inicio, grandes exigencias de insumos, equipamiento y espacios capaces de expansión.

Esas carencias físicas no impidieron la rigurosidad en la selección de docentes mediante análisis curricular, profesional y demostraciones prácticas.

Es preciso rescatar y destacar de estos inicios, los principios característicos de la institución y que reflejan toda una metodología de trabajo:

1- Mirada atenta a los acontecimientos del entorno en sus diferentes escalas.

2- Comprensión de las necesidades de esos entornos, pertinentes a la vocación institucional.

3- Compromiso en la búsqueda de soluciones creativas e innovadoras.

4- Adopción de acciones inmediatas, con sentido cívico y social.

5- Preocupación por el futuro de la juventud en función del servicio al País.

El Congreso Nacional aprobó la transformación de ITE a UTE, y el Tribunal de Garantías Constitucionales ratificó dicha transformación.

Gracias a la confianza del señor Marcel Laniado en el proyecto UTE, el Banco del Pacífico concedió el préstamo necesario para adquirir el local del antiguo Colegio Sagrados Corazones de Rumipamba y varios lotes hacia la calle Bourgeois, que las religiosas tenían a la venta para financiar la construcción de sus nuevos colegios, en Rumipamba y en Guayaquil.

En este momento histórico, Rector y Vicerrector pusieron sus bienes personales como garantía de dicho préstamo.

Ya en terreno propio, comenzó el proceso de mejorar las adecuaciones físicas, recuperar el extremadamente deteriorado convento, adecuar aulas inclusive en mediaguas existentes, construir otras y trasladar las aulas prefabricadas que fueron desmontadas de ASIA.

La deuda era considerable y los requerimientos eran crecientes.

Ventajosamente la nueva Universidad atrajo mucho la atención de la juventud que, inclusive, velaba en las afueras de la institución para obtener matrícula.

La UTE quería ser una verdadera Universidad. Las aulas no bastaban, hacían falta laboratorios, oficinas académicas y administrativas, equipamiento, espacios de esparcimiento y deporte, lugares de reunión formales e informales, etc.

Docentes profesionales de la Arquitectura colaboraban en los esfuerzos para cubrir esas necesidades, dentro de limitaciones de espacio y dinero. El proceso fue lento, pero sostenido.

Merece mérito el personal de los diferentes estamentos, sobre todo los estudiantes que soportaron incomodidades y carencias, con alegría y fe, con la ilusión de ver crecer a su Universidad.

Cuando la UTE compró el antiguo convento de las Religiosas de los Sagrados Corazones, ellas recomendaron que se ponga especial cuidado en la conservación de la capilla.

Preocupación prioritaria del Rector, Dr. Álvaro Trueba, que fue transmitida a la comunidad universitaria para preservar el patrimonio cultural. Y reponer las partes faltantes: El retablo con el sagrario, el altar, el ambón, el comulgatorio y los vitrales, procurando mantener el estilo original, ajustado a la misión educadora de la UTE:

Construida sobre piedras volcánicas de enorme tamaño, con paredes de adobe, que la hacen sismorresistente, es una capilla de planta en cruz latina propia del Bizancio con remate de bóveda de medio punto.

Sus valores fueron apreciados por los obispos alemanes que, mediante gestiones de Monseñor Sthele, obispo de Santo Domingo de los Colorados, financiaron el cambio de su cubierta.

La bóveda es un entretejido de carrizos y cordeles de cáñamo, sujetos a largueros de chaguarqueros y el abovedado es de arcilla. Este conjunto, sujeto por tensores de cabuya, con espaciamientos mínimos entre sí, se ataban a la estructura de madera de eucalipto, para sostenerse en su lugar. Fueron cambiados uno por uno, por tensores de alambre galvanizado entorchado, pues de ello dependía la integridad física de la bóveda.

Los indudables valores históricos, estilísticos, educativos y constructivos del Patio de la Virgen, del Teatro Universitario y, sobre todo, de la capilla merecieron por largos años la búsqueda del reconocimiento como patrimonio cultural del Ecuador. Finalmente, las gestiones del actual Señor Rector dieron resultado y la UTE ostenta el título de custodio de este valioso patrimonio cultural del país.

La crisis nacional de 1999-2000 planteó graves problemas. Con gran sentido social y prudencia la UTE pudo superar el feriado bancario, el congelamiento de depósitos y los ajustes que impuso la dolarización.

Luego de ello, se hizo patente la necesidad de un campus. Se decidió que la UTE era una “Universidad de ciudad”, en función de los beneficios que ello pudiera representar para los estudiantes.

La búsqueda de un predio adecuado fue fatigosa, por momentos desalentadora y llena de interferencias.

Adquirida la propiedad, inmediatamente se tomaron referentes de campus universitarios diversos: varias sedes de Miami Dade, Florida International y, sobre todo, Universidad Notre Dame de Indiana, con el fin de elaborar las bases del concurso de anteproyectos arquitectónico y urbanísticos del nuevo campus de la UTE.

Una vez seleccionado el equipo ganador, gracias al Alcalde de ese entonces, el cual consideró el proyecto UTE como un hito en el patrimonio educativo de la ciudad, se iniciaron las construcciones, inclusive mientras se tramitaban los permisos correspondientes.

Las bases del concurso solicitaban enfocar las necesidades del campus concluido para 20 años adelante. Esto es, para 2025.

Al momento está construido cerca del 40% del proyecto y, sin duda, requiere ser replanteado para responder a los nuevos paradigmas educativos y tecnológicos del mundo.

El sueño del nuevo campus generó una energía especial que sirvió de motor para avanzar en el autoanálisis institucional respecto a las funciones universitarias: docencia, investigación, vinculación socio cultural y gestión.

Desgraciadamente el dinamismo de la gestión universitaria global empezó a decaer por la enfermedad del Rector Trueba, y se agudizó con el aparecimiento de intereses privados para las elecciones internas de 2013.

Tuvieron que intervenir las instancias universitarias nacionales para que la UTE volviera a tomar el curso adecuado.

En eso nos hallamos, con evidentes logros, sobre todo en el campo de la investigación, lo cual ya nos ubica entre las mejores universidades del país.

La UTE seguirá proyectándose a las más altas cumbres del saber, la ciencia y la cultura.

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