La madrugada del lunes 1 de julio de 2024, los capitalinos se despertaron con el fuerte temblor de 4.2 grados, cuyo epicentro se localizó a 1,7 kilómetros de Puembo, Pichincha. Según el Instituto Geofísico, posterior a este evento, que se originó en el sistema de fallas de Quito, se registraron tres réplicas de magnitudes menores. Ante la alta amenaza sísmica, desde la Universidad UTE se hace un llamado urgente a la Acción para el Gobierno, la Academia y la Industria de la Construcción.

Carlos Ávila, Ph. D. y decano de la Facultad de Ciencias, Ingeniería y Construcción, expone, a través de un informe, los riesgos significativos que enfrenta la ciudad no solo debido a su entorno geológico, sino también por su alta vulnerabilidad derivada de prácticas de construcción informal.

A continuación subraya los problemas críticos:

  1. Alto peligro sísmico: Quito está en una región sísmicamente activa. Los recientes temblores deben ser un llamado de atención para que la ciudad refuerce su preparación y resiliencia.
  2. Vulnerabilidad por construcción informal: Una parte considerable de edificación se construye de manera informal, a menudo sin adherirse a los códigos y estándares de seguridad. Hay más probabilidades de daños catastróficos y pérdidas de vida en caso de un gran terremoto.
  3. Desafíos regulatorios: Existen regulaciones de construcción. Y, sin embargo, su imposición es un desafío, lo que agrava la vulnerabilidad de la ciudad, ya que muchas estructuras no están construidas para resistir los efectos.
  4. Conciencia y Preparación Pública: Los quiteños no son conscientes de los riesgos sísmicos, lo que aumenta el potencial de pérdidas de vidas.
  5. Amenaza al Patrimonio Histórico: La preservación de estos tesoros culturales requiere medidas urgentes y proactivas.

El decano Ávila plantea las siguientes medidas. Desde el Gobierno, se debe fortalecer la imposición de regulaciones de construcción y proporcionar nuevos incentivos para la rehabilitación de estructuras existentes para cumplir con los estándares sísmicos.

La Academia tendría que realizar y difundir investigaciones sobre riesgos sísmicos y estrategias de mitigación. También desarrollar programas educativos y de capacitación para profesionales en sectores de construcción e ingeniería.

Finalmente, se debe comprometer a la Industria de la Construcción a levantar estructuras resilientes que se adhieran a los códigos de seguridad. “El reciente sismo es un recordatorio crítico de que se deben tomar medidas ahora para proteger vidas, propiedades y el patrimonio cultural”, concluye el documento.

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