“La firma de la paz no solo puso fin a un conflicto histórico, sino que también sentó un importante precedente que demuestra la eficacia de las instituciones y principios jurídicos en la resolución de conflictos entre estados”, dijo Verónica Guerra, Vicerrectora UTE, durante sus palabras de bienvenida al conversatorio ‘25 años de los Acuerdos de Paz de Brasilia: el principio de solución pacífica de controversias y la cooperación entre ambos países’.

El encuentro académico se realizó este viernes, 10 de noviembre de 2023, en el Teatro de la Sede Matriz, para rememorar un cuarto de siglo desde que Ecuador y Perú pusieron fin a sus diferencias limítrofes con la firma del Acuerdo de Paz del 26 de octubre de 1998.

Tras ese hecho, agregó la Vicerrectora, se promovieron ejes colaborativos y de amistad. En esa línea, la UTE aportó a la consolidación de la paz, pues desde 2005 la Facultad de Ciencias de la Salud, bajo el decanato de nuestro actual rector, Ricardo Hidalgo Ottolenghi, se inauguró el primer centro de telemedicina y telesalud en el Hospital Binacional Franklin Tello de Nuevo Rocafuerte.

Es más, con el uso de la tecnología y el aporte de docentes de nuestra Facultad se ha prestado atención a pacientes en Cabo Pantoja, una localidad peruana ubicada a orillas del río Napo, en la desembocadura del Aguarico, cerca de la frontera con el Ecuador.

Para seguir con ese empeño, como academia generamos espacios de divulgación de conocimientos y nos preguntamos cómo se tejieron esas estrategias de desarrollo y oportunidad para las fronteras de Ecuador-Perú, cómo ese hito de integración se convirtió en un referente para la región.

Las respuestas a esas interrogantes se escucharon durante este conversatorio impulsado por el Laboratorio de Estudios Sociales Multidisciplinarios UTE y la Embajada de Perú en Ecuador.

Rina Pazos, decana de la Facultad de Derecho, Ciencias Administrativas y Sociales, fue la moderadora del encuentro. En su intervención ofreció un contexto de cómo Ecuador y Perú transitaron por la suscripción de la paz, combinado con el avance en la integración.

Cooperación y confianza recíproca

Óscar Maúrtua, diplomático, jurista y presidente de la Sociedad Peruana de Derecho Internacional, fue el primero en tomar la palabra para mencionar que las vinculaciones entre ecuatorianos y peruanos se remontan a tiempos inmemoriales.

Reconoció que “nuestras relaciones históricas han sido marcadas por siglos de interacción y luego, principalmente durante una parte del siglo XX, por desacuerdos fronterizos y constantes negociaciones diplomáticas”.

Las dos naciones han compartido momentos de apoyo mutuo en situaciones cruciales. Y destacó el apoyo ecuatoriano a la flota peruana en 1866, “durante la guerra contra España, cuando trató de reconquistar el Virreinato, aunque ya éramos independientes”.

Esa solidaridad entre las dos naciones incluso se evidencia en hechos recientes: donación de vacunas, preparación de repatriación de peruanos a raíz del conflicto de Israel con Hamas, políticas técnicas y científicas para la conservación y uso sostenido del océano.

El principio de Derecho Internacional

Juan Carlos Herrera, jurisconsulto y presidente de la Sociedad Ecuatoriana de Derecho Internacional, analizó el proceso de paz entre Ecuador y Perú desde el prisma del Derecho Internacional e hizo un recorrido de cómo se alcanzó ese objetivo.

Mencionó que las resoluciones de conflictos internacionales se dieron bajo el paraguas del Tratado de París, en 1928. En la que las potencias mundiales y otros estados afines a esas ideas pacifistas excluyeron a la guerra como medio de resolución de controversias.

Ciertamente, aclaró, entre 1939 y 1945 esa resolución no fue respetada. Pero se siguió trabajando y vino un siguiente paso con la Carta Atlántica, en 1941; en la cual se cimentaron las bases de la arquitectura de lo que actualmente es la Organización de Naciones Unidades (ONU).

También recordó la tradición pacifista latinoamericana, con la creación del Pacto de Bogotá, un tratado internacional para canalizar las controversias y donde varios estados latinoamericanos dejaron expresado su compromiso y consentimiento para someterse a arbitraje, mediación o procedimiento judiciales ante la Corte Internacional de Justicia.

Esas son las virtudes, agregó Herrera, del nuevo orden del mundial, de la cooperación y los instrumentos que nos permiten discutir técnica y científicamente los problemas entre vecinos.

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